jueves, 29 de mayo de 2014

22/52. andando...

Andando en la cotidianidad de una ciudad que cada día es menos amable, más violenta, irrespetuosa y agobiante… una ciudad que antaño inspiraba por ser llamada la ciudad de los techos rojos, hoy asusta por sus calles también rojas, rojas de furia, de resentimiento, de rabia, de la sangre que corre como chorro sin parar gracias a la delincuencia, la inseguridad y la impunidad… más allá de los colores políticos, más allá del desangre económico que nos consume hasta el oxigeno, lo más triste es que el regalo de la vida ya no tiene ningún valor, que agobiante es sortear la contaminación, los huecos de las calles, la escasez de productos y de valores morales en todo nivel, y mejor paro la lista aquí porque no terminaría en un buen rato, enumerar nuestros problemas como país da para tanto… que se es mejor resumirlo: tengo dolor de país… que duro es vivir con la imposibilidad de establecer planes inmediatos como tomarse un café y disfrutar de una grata velada después de una jornada laboral, como aspira cualquier ser humano en condiciones normales, y ni hablar de metas y planes a largo plazo, eso de independizarse se ha convertido en una utopía por ejemplo… sin contar que los sueños solo son para cuando logramos conciliar el sueño que nos roba el día a día, aquello de soñar despierto, hace que uno se sienta ridículo cuando miras a tu alrededor… pero sobre todo, es inmensamente triste vivir encomendándole a los Santos a tus seres queridos cuando los despides en la mañana al salir a la rutina, o sabes que van camino al trabajo y que deben salir a la calle a sobrevivir… vivir con la sensación de que tu integridad y la de tus afectos está en las manos de inescrupulosos enfermos de resentimiento es realmente agotador… tan agotador como absurdo de que más allá de ser agradecidos con la vida, debas agradecer extra porque los tu y los tuyos llegaron bien a casa como si de un premio de lotería se tratara… 
Creo que la ciudad de la furia es un título que debemos quitarle a la hermosa ciudad de Buenos Aires, porque tristemente le queda mucho mejor a mi Caracas de antaño, la de los techos rojos… e inspirándome nuevamente en los sonidos de la Pampa, tristemente debo decir, cuánta razón hay en este cambalache
En fin... ya voy por la semana 22 de este proyecto, andando afortunada de encontrarme con la certeza de tu sonrisa… que hace menos duro el andar en esta ciudad donde no tienes idea de muchas cosas y vas como flotando en la incertidumbre... solo queda repetirme hasta el cansancio... vendrán tiempos mejores... suspiro... Amén...